26 de diciembre de 2011

"Varo, devuélveme mis legiones"

Augusto envió en el año 9 a Publio Quintilio Varo como legado de la provincia de Germania Magna, añadida al imperio tras las incursiones de Druso y Tiberio. Varo debía afianzar el dominio y recaudar impuestos. Pero su extrema codicia y su falta de sensibilidad le hicieron incurrir en diversos errores de gobierno, que le llevaron a provocar el descontento general. Dión Casio señalaba que un jefe germano, que había participado en otra rebelión anterior, ya había dicho "Vosotros los romanos os buscáis los problemas solos. No enviáis perros y pastores para vigilar vuestros rebaños, sino que colocáis lobos hambrientos".

El ejército que guarnecía la región de Westfalia fue atacado por el caudillo Arminio al frente de una confederación de tribus de queruscos aliada a sus vecinos cuados. Varo se internó imprudentemente en territorio hostil engañado por Arminio, con tres legiones, la XVII, XVIII y XIX, tres alas de caballería y seis cohortes. Las tres legiones fueron masacradas tras una sangrienta emboscada en el bosque de Teutoburgo. Las pérdidas estimadas en el ejército romano se acercan a los 30.000 muertos. Varo, herido, optó por suicidarse. La mayoría de los oficiales romanos de alto rango fueron ejecutados tras horribles torturas. Pocos años después las legiones consiguieron alcanzar el fatídico bosque de Teutoburgo al mando de Germánico. Tácito describe lo que encontraron:

No lejos estaba el bosque donde se decía que los restos de Varo y de sus legiones quedaron sin sepultura. A Germánico le vino el deseo de tributar los últimos honores a Varo y a sus soldados. Esta misma conmiseración se extendió a todo el ejército de Germánico, pensando en sus parientes y amigos, en los azares de la guerra y en el destino de los hombres. En medio del campo blanqueaban los huesos, separados o amontonados, según que hubieran huido o hecho frente. Junto a ellos yacían restos de armas, y miembros de caballos y cabezas humanas estaban clavadas en troncos de árboles. En los bosques cercanos había altares bárbaros, junto a los cuales habían sacrificado a los tribunos y a los primeros centuriones.  (Anales, libro 2, 60-63)

Tras esta derrota, el limes retrocedió desde el Elba hasta el Rin. La derrota supuso tal golpe moral que los números de las legiones derrotadas (XVII, XVIII y XIX) nunca más volvieron a utilizarse. Suetonio dejó escrito que Augusto, meses después y aún afectado por el desastre, golpeaba la cabeza contra las paredes repitiendo: "Vare, Vare, legiones redde" (Varo, Varo, devuélveme mis legiones). 

No hay comentarios:

Publicar un comentario