¡A SUBASTA!
Del latín sub (bajo) y hasta (lanza). Los soldados romanos anunciaban mediante una lanza clavada en el suelo el lugar donde iban a repartir el botón obtenido en la guerra. De igaul modo, una lanza hincada sobre un inmueble requisado a un ciudadano por deudas lo identificaba como propiedad del Estado: sub hasta vendere (vender lo que está marcado por la lanza).